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miércoles, 9 de enero de 2008

Juventud, divino ... recuerdo

Ay, madre mía que lejana te encuentras divina juventud. Hay días que algo te hace mirar para atrás y descubres el equipaje de tiempo que ya acumulas a tus espaldas.
No es malo, más bien lo contrario, ir pasando años sobre este mundo, pero chico!, que cosas son los recuerdos de juventud. Cuan grande es la nostalgia de lo vivido.
Como disfrutaba de la música en los años 80 y 90. No es que ahora no me guste, pero principalmente sigo escuchando aquella o a los aprovechadillos "remakers" que no tienen ideas nuevas.
Con diferencia mi grupo era Mecano. Me sé todas sus canciones. Hace años en la Sindical fui a un concierto y otro en la Plaza Mayor y, ¡Jesús!, perdí toda mi vergüenza. Saltaba, gritaba -berrear es más exacto-, aplaudía ...
Escuchaba uno "Los 40 principales", que era el -no va más- de la radio musical y descubría grupos que luego nadie ha oído hablar de ellos como Golpes Bajos, La dama se esconde, Vídeo u otros más o menos famosos como Aviador Dró, Olé olé (con Vicky Larraz) y programas musicales épicos en la TV como Aplauso o la mítica Bola de Cristal.
Años en los que fumar era de mayores y por supuesto ideal de lo más, que no existía el apellido Light o Eco y que por supuesto se bebía, pero sin ensuciar-destrozar ninguna plazuela.
Ay!, que bonito es recordar. Canciones que unen con retazos del pasado. Amorcetes inconscientes.
Qué gusto es hacerse cada día más mayor. El número 4 es bonito, se me presenta idílico incluso.

Memorias del recuerdo

Lo bueno y lo malo de la mente humana son los recuerdos.

Cuando la vida te impulsa a seguir adelante, cueste lo que te cueste, tu inevitable compañera es la memoria.
Memorias de experiencias marcadas a fuego.
Recuerdos de tu vida en sensaciones.
Reacciones del pasado que se hacen presente.
La lógica de lo vivido es traído, con frecuencia erróneamente, para resolver el presente, o plantear un futuro por explorar. Siempre la experiencia es un grado y el zorro viejo tiene mucho camino andado y muy curtido su pellejo.
Pero eso solo te es válido, y no siempre, cuando de mundanas cuestiones se trata.
Cuando los sentimientos son los que mandan, los recuerdos, las memorias del pasado son solo equipaje que sobra.
La vida, trasiego de moradas, acervo de recuerdos ...
El paso del tiempo, arañar la felicidad, poner los cimientos en tierra firme, confiar en Dios, amar y anteponer la familia a todo, limpiar la memoria y aceptar los recuerdos es el mejor modo de pasar las moradas.
Poner al día el almacén de memorias del recuerdo, sin eliminar nada de lo vivido, pero colocando cada cosa en su sitio, es una tarea obligada para que la vida no sea un continuo pasarlas moradas.