Parece que los comentarios públicos no son del agrado de muchos. Por eso y por más razones, que no vienen al caso, aquí os dejo una cuenta de correo en la que podeis decir lo que os venga en gana.

Vayan por adelantado las gracias por ponerte en contacto.

doytegracias@gmail.com

jueves, 28 de febrero de 2008

Elecciones. 9M

Increíble. Ya estamos a menos de una quincena del esperado día. El 9M.
Me hace gracia esa manía nuestra de adoptar costumbres tan americanas: número e inicial de mes. Todo empezó con un 23F y de ahí hasta el orgasmo numerólogo. Todo tiene que enumerarse y simplificarse, que si 11S, 14M, y ahora 9M. Coño! parecemos un anuncio de papel adhesivo.
Y toma campaña. A gastar dinero, menos mal que a alguien le hace bien cobrar toda la pasta que en alquileres, escenarios, galas, cenas, autobuses se invierte para convencernos de un voto que ya está decidido de antemano.
Porque vamos a ser sinceros. Aquí solo se decide por 2 partidos para liderar el gobierno y del 100% de los potenciales votantes de estas dos opciones, un 40% tiene claro que va a votar al PSOE, otro 40% lo tiene aún más claro que votará al PP, y del restante 20% la mitad tendrá algo mejor que hacer ese día y se abstendrá. Del modo que como mucho un 10% puede dudar a quien votar y normalmente opta por votos de chunga o nulos y así demostrar su disconformidad o simplemente escojonarse del sistema.
Esto se cumple desde que hubo las primeras elecciones democráticas recientes. Solo se han producido cambios radicales con motivo de alguna cuestión transcendental. A la UCD la desbancó el PSOE por el 23F, al PSOE le desbancó el PP por la corrupción, al PP le desbancó de nuevo el PSOE por el 14M. Y salvo que el IPC del 4'5% la gente lo tome por un caos la cosa está clarita.
Aún así nos espera otro entretenido lunes con debate en el que espero que se saquen un poco más los ojos que en el anterior, pues al fin de cuentas es el único aliciente que puede tener la campaña electoral: que se pongan a caer de un burro y cada uno le de gusto a sus seguidores. Por lo demás que cada uno sea consecuente con su porcentaje de circunscripción y si es posible sea consciente de que cada uno pretende algo distinto y lo que importa y se debe tener en cuenta es lo mejor para el país y sobre todo para nuestro bolsillo. El dinero no da la felicidad, pero vaya como ayuda a tenerla.
Lo que más me gusta del día de elecciones es la ocasión para saludar a los vecinos haciendo cola para que vote otro por nosotros y disimulando la papeleta que coges por aquello del voto secreto y las ganas de reír que te aguantas cuando descubres en la mesa electoral al cabroncete del vecino que se va a pasar todo el día pringao con ese rollazo.
Y otro año que me he librado de estar en la mesa. Es una sensación parecida a cuando en el colegio pedían la lección y le tocaba al de la mesa de al lado. Aunque sabes que tarde o temprano te llegará el turno..., mientras tanto disfrutaré de otro domingo preprimaveral sin nada que hacer.
Lo del día de reflexión es tan estúpido que paso de comentarlo, ya lo hace por sí solo. Qué intranquilidad tengo ese día, jajaja.
Tiraré de agenda y quedaré con los amigos para recorrer los distintos colegios electorales y así disfrutar de la experiencia más de una vez. Además este año me han cambiado de lugar, abandono la biblioteca para ir a un colegio, puñeta el anterior lo tenía frente a casa y ahora tengo que irme a medio kilómetro.
A que me abstengo de votar este año.

domingo, 17 de febrero de 2008

Once upon a day ...

Un elefante, se balanceaba sobre la tela de una araña... Supongo que una cancioncilla tan simple no debería tener tanta transcendencia, pero no es así. Todo aquel que se precie la ha cantado en una ocasión y más en un campamento o de viaje.
Esto me trae a la memoria lo especiales que eran los viajes de antaño. Media familia metida en un seiscientos y su equipaje amarrado con un pulpo en la baca. Qué tiempos!. 2 horas y media para recorrer 100 kilómetros. Como para no dar tiempo a cantar: la del elefante, vamos a contar mentiras, cocherito leré y unas cuantas del circo de la tele.
No sé que le parecería al que conducía, pero a los pasajeros nos entusiasmaba mirar el paisaje y ver como se quedaba borroso al coger velocidad -cuesta abajo, claro- y cuando se empezaba a hacer eterno a contar los postes de teléfono o a competir con los hermanos mayores a sumar las matrículas de los coches que se cruzaban antes de que nos pasasen.
Cualquer cosa con tal de ir de viaje. Eso si que era sacrificarse por un hijo. Gracias Papá, gracias Mamá. En cuanto despuntaba un domingo de buen tiempo, carretera y manta. Aunque fuera para ir a Valcuevo -cuando el campo era libre y no tenía tanta cerca-.
Y los cambios de rasante, eso ya era lo más: Cosquillas en el estómago!. Algo que por culpa de los amortiguadores y los estabilizadores de carga se ha perdido para siempre.
Supongo que por cosas como éstas me encanta coleccionar elefantes y en cuanto pude ahorrar 2 millones me compré el coche.
A fin de cuentas nos pasamos media vida intentado recordar nuestra infancia con la vana idea de seguir siendo niños. Nos empeñamos en dar a los hijos o sobrinos todo aquello que no tuvimos cuando la realidad es que nuestra felicidad se daba por lo que éramos y hacíamos y no por lo que teníamos.
Ese es otro mal que nos agobia. Queremos lo que no tenemos y nos empeñamos en comprarnos cuando lo que buscamos es darnos.
Lo que habré jugado con cajas de cartón durante toda mi infancia. Aún recuerdo la cara de mis hermanos un día de reyes en el que les regalé a mis sobrinos una gran caja de un televisor. Hasta que no se rompió una semana después ninguno usó los regalos tan caros que sus majestades les obsequiaron.
Pero eso es la niñez. Ahora tienes una casa y te gusta otra. Tienes un coche y quieres cambiarlo, Cobras un buen sueldo y siempre se queda corto.
Los sueños ayudan a prosperar, pero a veces son tan deseados que producen ansiedad por conseguirlos.
Voy a tejer mi tela de araña, a ver si puedo cargar con todos los elefantes de mis sueños y ... como veían que no se caían fueron a llamar a otro elefante.

jueves, 14 de febrero de 2008

Danae, San Valentín. Lo que el amor no esconde.

Sentía la necesidad de hacer algo original por aquello de unirme a "San Corte Inglés" en su día, 14 de Febrero.
Tras meditar muy breves segundos y con la mirada perdida en las paredes mi casa me vino a la cabeza la única imagen que desde hace años me recrea la divinidad del amor.
Gustav Klimt, pintor de pintores, maravilloso creador y exquisito apasionado por su arte, creó allá por 1907 un pequeño cuadro -unos 70x80 cm-, lleno de pasión, amor, deleite divina y porque no de sensualidad o sexualidad a raudales. ¡Danae!
Glamurosos dorados, extasis de la concepción, recogimiento apasionado y calmado en el placer. Esa mano tensada en contraposición con un rostro apacible y todo ello en un recogimiento íntimo propio de la entrega al amado. Esa lluvia dorada como suspiro seminal de un dios, Zeus, que como no podría ser de otra manera es de oro.
Pues sí, no encuentro otro modo de explicar lo que puede ser la pasión por la persona que ocupa el interior de tu ser cuando tras entregarle el corazón le regalas tu alma y tu vida.
Feliz día de los enamorados para todos aquellos que no olvidan que hay que celebrarlo 364 días más. Si deseas conocer la leyenda mitológica accede a ella. >> Danae.

viernes, 8 de febrero de 2008

Muchos son, los años que han pasado

no sé los años, mas recuerdo los días

con lloros, de las esperanzas, gozos y alegrías

pues los recuerdos existen contigo a mi lado.

Todo es fácil, cuando por ti estoy acompañado

porque sosiego y tranquilidad eres tu, alma mía

y aunque la vida o mi mente con su cordura me astía

de amarte, de quererte, aún no estoy cansado.

Y aunque en mi silencio quedo invisible

porque amarte con más amor ya no puedo

toda mi alma ora para que mi sueño sea posible.

Y a sabiendas que mi objetivo es punible

con el riesgo de enloquecer por este enredo

sello mi alma a tu corazón, en amor infalible.

domingo, 3 de febrero de 2008

Cruz y Vida

Pasan los días y al poco de celebrar su venida y su epifanía el juguetón calendario nos pone ante el camino de la Cuaresma.

Como dice un amigo mío: No ha nacido y ya lo estamos matando.

La Cuaresma. Un tiempo especial sin duda. Cargado de misterios y de sueños infantiles, de ayunos y abstinencias ante la mirada perpleja de conocidos, de misas penitenciales.

En definitiva una época de preguntas y a veces respuestas.

Un camino en el que puedes echar tus pasos al encuentro de la verdadera razón de la existencia de la fe en Dios.

La promesa cumplida de que el verbo se hacía carne y habitaba entre nosotros ya se nos ha hecho patente un año más, pero tal acontecimiento no hubiera pasado a la historia, no hubiese tenido ni una línea más que en el empadronamiento del emperador Augusto si no existiese la vida pública. En definitiva si aquel destinado a ser no hubiera aceptado su destino. En eso vive su grandeza, podría no haber muerto, ¿qué necesidad tenía de demostrar nada? Es Dios y a Dios nada le justifica su existencia pues Él es el justificante de toda existencia.

¿Qué necesidad tiene de sufrir y morir de muerte en cruz? ¿Porqué dejar derramar su sangre hasta el punto de manar agua? Es ahí donde está el sentido de la existencilidad de Dios. Sólo sabiendo a que extremos llega un hombre es cuando cobra sentido luchar por él o dejarlo a su mutua destrucción. Y Él decidió luchar por nosotros cuando nosotros luchamos contra Él.
Se limitó a darnos las pautas de trabajo, a indicarnos el camino, a dejarnos ver donde está la fuente viva de la vida.
Y resucitó, pero no para demostrar su poder, si no para decirnos dónde estaba y dónde nos espera. Para dar los últimos recadillos a aquellos que no entendieron a la primera. Para hacer ver a los que precisan meter la mano en la llaga.

Y es en rostros como éste en donde encuentro la paz que necesita mi alma, la fuerza que me levanta cada mañana cuando, si por mí fuera, muchos días me quedaría bajo la calida manta de mi cama que hace que todo valga.

Y así doy gracias a Dios por haber muerto por mi, por darme un arma de lucha y una coraza de esperanza. Por ser aquel que me lleva en sus brazos, maltrechos de tanto luchar por el hombre, cuando yo no tengo fuerzas para seguir caminando.
Por eso celebro la Pascua, por eso me regocijo con el Domingo de Ramos, la Domenica di palma de mi amado J.P. II, por eso me humillo en el Triduo pascual, por eso rezo procesionalmente con mis hermanos y sobre todo por eso asisto sin falta a celebrar la Vigilia Pascual.
Porque necesito abandonar las sombras de mi calvario y recibir la Luz de mi esperanza. Porque necesito de su fuego para que mi pábula fe se encienda cual cirio en día de viento.
Por eso y porque mi Santa Teresa me abrió el camino cuando dijo: "Poned los ojos en el crucificado y todo se os hará poco".

Y por no extenderme más os dejo un hermoso documento sonoro que recientemente descubrí entorno a la cruz. >>Gracias

viernes, 1 de febrero de 2008

Recordar, esperar. Confiar

Recordar.
Golpeaba insistentemente en mi cabeza una sola idea: no te olvides, Johnny, no te olvides.
Olvidarme de qué. No lograba recordar qué era aquello que no debía olvidar.
Era una mala época. El trabajo se acumulaba sobre mi mesa en elevedas columnas de papeles llenas de números, gráficas de evolución y más y más cuentas de reducción de costes.
La casa se antojaba fria y distante. No tenía ganas de ver a nadie y lo único que deseaba tener paréceme que se me escurría entre los dedos como un puñado de arena fina.
¿Pero que debía recordar?. Me estaba volviéndo loco de desesperación.
Del trabajo no era, de eso estaba seguro. La compra la tenía hecha y nadie me había dejado recado de nada. Las mil y una tarea que mi madre me tenía encomendadas para ese día en que su niño pudiera hacerlas tampoco era. No me apetecía ponerme a hacer chapuzas en un fin de semana que ya estaba ocupado por tareas sociales y profesionales hasta el punto en que la limpieza con aspirador de mi casa se tendría que quedar para el próximo fin de semana -siempre para el próximo-.
Toda la vida a la carrera y nunca llego a meta y cuando alcanzo algun punto de control adolezco de retraso, Argh! qué vida más desordenada o más bien que vida más ocupada.
Pensaba que debía quitarme de aquello que me sobra, pero quien sabe lo que está de más en todos los berenjenales en que te metes.
El despacho se estaba convirtiendo más en mi casa, más en mi vida de lo que era sano admitir. Vacaciones, solo se me ocurría pensar si era eso lo que no debía olvidar. ¿Cogerme unas vacaciones?, ¿sería eso lo que no debo olvidar?. No, de hecho tenía los carnavales de permiso.
Pasaba el tiempo entre golpes convulsivos y ordenados sobre el teclado numérico de mi ordenador rellenando una hoja de cálculo más.
Llaman a la puerta. Es el conserje. -Jefe!, no te olvides de comprar el despertador para mañana-.
Él, sí. Esa persona que pasa desapercibida, que para muchos es insignificante, pero que una vez más me ha dado la vida. Su metódico estilo de trabajo con cientos de avisos en su mesa y uno de ellos era mi olvido.
Mañana debía levantarme a las 6'30 y no tenía despertador después del último enfrentamiento que tuvimos esa mañana cuando se empeñó en hacerme despertar en mitad de un sueño más, pero que en ese instante me pareció el más maravilloso de los sueños.
Pues eso era. Comprar un nuevo enemigo de mis sueños. Y todo para ir a una reunión en Sábado y en la puñetera capital del reino.
Al menos descansará mi intranquilidad por recordar y podría dedicarme a enfrentarme a la soledad de mi casa. Salir del castillo de mi trabajo y meterme en mi dulce agónico hogar.
Alimentar a mis amados peces, regar mis idolatradas plantas, limpiar el patio que nunca puedo disfrutar por las malditas palomas, recoger la ropa seca, hacer la cena, ver la televisión, finiquitar las últimas llamadas del día con amigos y familia y dormir.
Dormir, dormir y soñar. Soñar que todo cambiará. Que por fin tendré un ayudante en el despacho. Que mi vida se decelerará. Que la arena que se me antoja ver escurriéndose entre mis dedos lo dejará de hacer para mantenerse entre mis manos arropando mi herido corazón.
Unos pasajes del Castillo interior o algunas palabras de Efesios seran una más que usada estrategia de fuerza interior antes de dormir. Y cuando todo se nubla el Salmo de David con sus pastos y aguas tranquilas, con su cayado en sendas tenebrosas, con su mesa llena y sus perfumes. Para habitar por día sin término en la gloria del Señor.
Por fin empieza la Cuaresma. Poco más de cuarenta días y a vivir la fe en su más pletórico esplendor popular. Rebrotar con el resucitado y tomando consciencia de su entrega y lucha.
Pero hasta entonces a seguir luchando en el valle de lagrimas con su ejemplo. Y poniéndome en sus manos, Confío.

Memorias del recuerdo

Lo bueno y lo malo de la mente humana son los recuerdos.

Cuando la vida te impulsa a seguir adelante, cueste lo que te cueste, tu inevitable compañera es la memoria.
Memorias de experiencias marcadas a fuego.
Recuerdos de tu vida en sensaciones.
Reacciones del pasado que se hacen presente.
La lógica de lo vivido es traído, con frecuencia erróneamente, para resolver el presente, o plantear un futuro por explorar. Siempre la experiencia es un grado y el zorro viejo tiene mucho camino andado y muy curtido su pellejo.
Pero eso solo te es válido, y no siempre, cuando de mundanas cuestiones se trata.
Cuando los sentimientos son los que mandan, los recuerdos, las memorias del pasado son solo equipaje que sobra.
La vida, trasiego de moradas, acervo de recuerdos ...
El paso del tiempo, arañar la felicidad, poner los cimientos en tierra firme, confiar en Dios, amar y anteponer la familia a todo, limpiar la memoria y aceptar los recuerdos es el mejor modo de pasar las moradas.
Poner al día el almacén de memorias del recuerdo, sin eliminar nada de lo vivido, pero colocando cada cosa en su sitio, es una tarea obligada para que la vida no sea un continuo pasarlas moradas.