Tras meditar muy breves segundos y con la mirada perdida en las paredes mi casa me vino a la cabeza la única imagen que desde hace años me recrea la divinidad del amor.

Glamurosos dorados, extasis de la concepción, recogimiento apasionado y calmado en el placer. Esa mano tensada en contraposición con un rostro apacible y todo ello en un recogimiento íntimo propio de la entrega al amado. Esa lluvia dorada como suspiro seminal de un dios, Zeus, que como no podría ser de otra manera es de oro.
Pues sí, no encuentro otro modo de explicar lo que puede ser la pasión por la persona que ocupa el interior de tu ser cuando tras entregarle el corazón le regalas tu alma y tu vida.
Feliz día de los enamorados para todos aquellos que no olvidan que hay que celebrarlo 364 días más.
Si deseas conocer la leyenda mitológica accede a ella. >> Danae.