Como dice un amigo mío: No ha nacido y ya lo estamos matando.
La Cuaresma. Un tiempo especial sin duda. Cargado de misterios y de sueños infantiles, de ayunos y abstinencias ante la mirada perpleja de conocidos, de misas penitenciales.
En definitiva una época de preguntas y a veces respuestas.
Un camino en el que puedes echar tus pasos al encuentro de la verdadera razón de la existencia de la fe en Dios.
La promesa cumplida de que el verbo se hacía carne y habitaba entre nosotros ya se nos ha hecho patente un año más, pero tal acontecimiento no hubiera pasado a la historia, no hubiese tenido ni una línea más que en el empadronamiento del emperador Augusto si no existiese la vida pública. En definitiva si aquel destinado a ser no hubiera aceptado su destino. En eso vive su grandeza, podría no haber muerto, ¿qué necesidad tenía de demostrar nada? Es Dios y a Dios nada le justifica su existencia pues Él es el justificante de toda existencia.
Y es en rostros como éste en donde encuentro la paz que necesita mi alma, la fuerza que me levanta cada mañana cuando, si por mí fuera, muchos días me quedaría bajo la calida manta de mi cama que hace que todo valga.
Porque necesito abandonar las sombras de mi calvario y recibir la Luz de mi esperanza. Porque necesito de su fuego para que mi pábula fe se encienda cual cirio en día de viento.Y por no extenderme más os dejo un hermoso documento sonoro que recientemente descubrí entorno a la cruz. >>Gracias