Parece que los comentarios públicos no son del agrado de muchos. Por eso y por más razones, que no vienen al caso, aquí os dejo una cuenta de correo en la que podeis decir lo que os venga en gana.

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viernes, 9 de mayo de 2008

Despierta, mi bien, despierta

Ufffff!, qué difícil se presenta volver a tomar un camino. Me he asombrado al ver que hace 2 mese que no escribía por estos lares. La verdad es que no me faltan temas, ni interés por escribir, pero a veces las circunstancias son demasiado exigentes con el tiempo libre e impiden pararte unos minutos para tranquilizarte y dejarse ver a los demás. Tras pasar penurias alimenticias, he conseguido mi objetivo: sanear mi maltrecha salud. Pero en esta vida nada puede ser felicidad absoluta y a la par que volvía a comer como una persona normal, un pedazo de desgraciado eligió mi coche para correrse una juerga -o váyase a saber qué- y me lo robó. Si a esto le sumas el trabajo, ¡ morirse!. Llevo dos meses que cuando empieza uno a levantar cabeza, aparece algo -alguien-, e intenta cortármela de raíz. Pero como lo importante es la salud, a lo demás le pueden ir dando mucha tila. Y como ya es primavera y la sangre se me alteró de sobra, sirva esta pequeña chorrada para despertar mi ánimo por socializarme y volver al tajo de contar todo aquello que mi mente sea capaz de elucubrar. Quién sabe, a lo mejor hasta puedo escribir algo interesante... Saludos y gracias a todos aquellos que sé habéis pasado por aquí buscándome y perdón por no estar.

Memorias del recuerdo

Lo bueno y lo malo de la mente humana son los recuerdos.

Cuando la vida te impulsa a seguir adelante, cueste lo que te cueste, tu inevitable compañera es la memoria.
Memorias de experiencias marcadas a fuego.
Recuerdos de tu vida en sensaciones.
Reacciones del pasado que se hacen presente.
La lógica de lo vivido es traído, con frecuencia erróneamente, para resolver el presente, o plantear un futuro por explorar. Siempre la experiencia es un grado y el zorro viejo tiene mucho camino andado y muy curtido su pellejo.
Pero eso solo te es válido, y no siempre, cuando de mundanas cuestiones se trata.
Cuando los sentimientos son los que mandan, los recuerdos, las memorias del pasado son solo equipaje que sobra.
La vida, trasiego de moradas, acervo de recuerdos ...
El paso del tiempo, arañar la felicidad, poner los cimientos en tierra firme, confiar en Dios, amar y anteponer la familia a todo, limpiar la memoria y aceptar los recuerdos es el mejor modo de pasar las moradas.
Poner al día el almacén de memorias del recuerdo, sin eliminar nada de lo vivido, pero colocando cada cosa en su sitio, es una tarea obligada para que la vida no sea un continuo pasarlas moradas.